¿ ÉTICA FOTOGRÁFICA ?

Javier Bauluz


Manu Brabo 


Eddie Adams 


Nilufer Dermi 
 

Robert Capa 


Kevin Frayer 

Ivon Prickett



Son algunos de los nombres de los foto-periodistas más importantes en la historia de la fotografía. Algunos, como Eddie  Adams, Javier Bauluz o Manu Brabo, galardonados con el premio Pulitzer en 1969, 1995 y 2013, respectivamente. Otros como Ivon Prickett o Kevin Frayer se encuentran en la exposición World Press Photo 2018. Todos ellos, y muchos más que no me atrevo a nombrar, muestran unas imágenes cruelmente duras, de situaciones que, desde la idealizada vida de occidente, nos parecen un universo ajeno al nuestro. A pesar de nuestra intencionada y recurrente ignorancia, todo lo que las fotografías nos muestran está pasando, queramos asumirlo o no. ¿Realmente estas fotografías nos impactan? ¿Realmente tomamos consciencia del mundo en el que vivimos, al ver imágenes como estas, tomadas por fotógrafos jugando entre la vida y la muerte, mientras nosotros estamos aburridos por que no hay nada divertido en la televisión?

A mi, como persona, estas imágenes me destrozan. Me enfurece y entristece, casi por igual, ver como la humanidad ha evolucionado hasta este extremo, como la sociedad es tan despiadada, y todo ello, cae sobre nuestros hombros como únicos responsables de que estos sucesos se estén dando.

El fotógrafo, arriesgando su propia vida, se aventura en este tipo de atrocidades para poder dar parte al mundo, y principalmente la sociedad occidental, de lo que esta pasando fuera de nuestras fronteras y que, en muchos casos, nos intentan ocultar. Para colmo, la sociedad occidental, en su infinita arrogancia y poder, al contemplar estas imágenes, se atreve a cuestionar la humanidad del fotógrafo. El mismo fotógrafo que intenta que entres en razón, el mismo fotógrafo que se ha jugado la vida, el mismo fotógrafo que ha sufrido, lo mismo que tú o más, al no solo contemplar, sino también plasmar los horrores de las fotografías, ese fotógrafo que, aún siendo plenamente consciente del mundo tan miserable en el que vivimos, decide hacer algo y  aportar su granito de arena para quitarte la venda de los ojos.

Como "fotógrafa en potencia" al ver estas imágenes, intento pensar que hacer en la situación que les ha tocado vivir a personas como Ivon Prickett, y sinceramente, me encuentro a mi misma sin saber que opinar. Por un lado, me paraliza la idea de verme despojada de humanidad al  hacer este tipo de fotografía, sin ayudar a las personas que me encuentro a mi paso. Por otro lado, yo soy fotógrafa, mi trabajo es documentar lo que veo, tal y como lo veo. Creo firmemente que, aún salvando a una mujer, un anciano o una niña, estaría salvando una única vida. Pero, ¿y todas las demás vidas que se están perdiendo en cualquier otra parte del mundo donde yo no estoy? No puedo salvar a todo el mundo, en verdad creo que nadie puede. 

La raíz del problema reside en que la sociedad occidental, privilegiada y adinerada, deja que esto ocurra, y aunque mucha gente no quiera creerlo o mire hacia otro lado, dejamos que pase porque nos beneficia enormemente. Es mucho más fácil dejar que países como Siria, Guinea, Uganda o Iraq  mueran poco a poco, siempre y cuando nosotros podamos sacar beneficio explotando sus riquezas, a su gente y vendiéndoles armas para que se maten entre si. Luego, pagamos tres euros para ver exposiciones como el World Press Photo y, para aliviar nuestras consciencias, nos encontramos a nosotros mismo sintiendo compasión, pena y lástima por algo que realmente hemos provocado, aunque al llegar a casa o coger el móvil se nos haya olvidado.Por si esto no fuera suficiente, osamos afirmar que el fotógrafo no tiene humanidad, que cómo ha podido hacer esa foto, que yo soy mejor que él porque siento mucha tristeza al ver la foto y si me viera en la situación no podría hacerlo.

Realmente, los que carecemos de humanidad, somo nosotros.

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